
Traje de arcaólogo de Bonta
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Para convertirse en un gran arcaólogo no hay secretos. Hacer gala de tenacidad y de rigor. No tener miedo de ensuciarse las manos. Ni de pasar noches enteras con la cabeza metida en viejos y polvorientos grimorios. ¡Ah! Y también, evidentemente, vestirse con un traje de arcaólogo digno de su nombre.
